lunes, 21 de octubre de 2013

CONTANDO LAS DEUDAS QUE TIENES CON ESTE CUENTO DE HADAS.

ÉL. El que la juró que sería su eterna princesa, el que la juró que no habría un cuento de hadas como el suyo, el que la juró que su amor sería eterno, el que la juró que nunca dejaría de buscarla a pesar de los daños que se hicieran, el que la juró pasar las noches en vela por ella, el que la juró no volver a enamorarse de otra persona, y el que, finalmente, la juró que sería su quiero y no puedo por el cual lloraría toda la vida...


ELLA. La mala de todo esto. La que aceptó quedarse con este papel, la que juró que lo olvidaría, la que juró enamorarse de nuevo como un día lo hizo de él, la que juró no volver a verle, la que aceptó que lo suyo jamás funcionaría...

Y aquí los tienes, año y medio después. El principito no la volvió a buscar y encontró un nuevo amor. La princesita no se volvió a enamorar y se quedó viviendo con su orgullo, antes de que decirle que le echaba de menos...



Demostremos que no todos los cuentos de hadas son iguales.
Que hay princesas malas y príncipes mentirosos.
Pero lo que no podemos cambiar cariño, es por lo que precisamente se llaman "cuentos de hadas", y es este final.
El príncipe debe acabar con la princesa juntos y comiendo perdices o lo que les dé la gana.

Así que, mi vida, deja de rodearte de brujas, porque esta blancanieves de lo "mala" que fue no probó bocado de la manzana de la humilde anciana, y tú, cariño, de lo "bueno" que eres...

TE LA ESTÁS COMIENDO ENTERA.

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