martes, 8 de octubre de 2013

El dolor que no termina

De vueltas con el dolor, con la decepción, con la traición, y ver que no tienen conciencia me pone furiosa. Pero soy cobarde, siempre lo he sido, huidora de conflictos, prefiero dejárselos al destino,pero en tan hondo mi pesar, es tan honda la herida, cuando la persona que mas confías se vuelve tu demonio, y lo peor tu te vuelves su olvido, no queda nada que le recuerde el daño que te hizo, no queda nada que le diga, fuiste un cabrón, un boludo, un pendejo, eres un mal nacido, no hay nadie, ni siquiera yo, soy incapaz de ponerme delante y decírselo, sólo me pondría a llorar como una tonta y preguntarle, pero qué te he hecho para apuñalarme por la espalda de esa manera? Por qué fuiste tan cruel en un momento de crisis nerviosa, mi madre volvió a salvarme, a secarme las lagrimas, por su crueldad, contar todo lo mio, lo que un psicólogo debe guardar por secreto a una serie de personas, me siento tan débil, me siento como hoja de papel, como volver a confiar en alguien? yo que necesito contar mis penas, sacarlas, y tirarlas para que ellas no me tiren a mi.
No entiendo, pero que clase de hombre, de niñato hace eso? ni la juventud exime de los pecados hechos con MALDAD.
Estoy rota, soy una muñeca rota, sucia, despedazada, casi me destruye, solo mis ganas de vivir, me agarré con uñas y dientes, a mi pequeño espacio en este mundo, pero el dolor no se va, lo intento, lo intento, pero no se va, quiero que desaparezca, estoy cansada, muy cansada, se que lo hará y yo podré volver a vivir mis momentos de paz. 
No deseo mal, no tengo fuerzas para ello, pero algo debe de haber para impartir justicia, divina o terrenal, algo, algún día, soñando quizás se acordará de mis ojos, de mi mirada y de mis lágrimas

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